lunes, 9 de noviembre de 2009

Siete maravillas en primera persona. Benquerencia, pinturas murales de la Ermita Cristo del Amparo

Esta entrevista la concedió D. Alfonso Búrdalo Ávila , Presidente de Adismonta para dar a conocer las Pinturas Murales de la Ermita Cristo del Amparo de Benquerencia.

Las pinturas murales de la Ermita de Benquerencia, su condición de maravilla:

En primer lugar es mi deseo manifestar mi alegría por la declaración, por parte de la Junta de Extremadura, como "Monumento de Protección Integral" la Ermita de Benquerencia así como sus artísticos frescos que datan de los siglos XVII y XVIII.

En segundo lugar considero que para la elección de los mismos como una de las Siete Maravillas de la Comarca de Montánchez y Tamuja existen dos razones de peso.

De una parte, su indudable valor cultural e histórico, no en vano su procedencia se remonta a más de tres siglos atrás y el reflejo artístico de las pinturas es evidente para expertos e incluso profanos que las visitan.

De otra parte hay que destacar el laborioso y efectivo trabajo de promoción desarrollado tanto por el Ayuntamiento de la localidad como por la propia Asociación ADISMONTA, sensibles, ambas entidades, a nuestro valioso Patrimonio.
Añadido a esto, tengo que hacer notar que lo verdaderamente definitivo ha sido sin lugar a dudas la movilización del vecindario de Benquerencia a la hora de participar en las votaciones, con la importancia que ello supone, habida cuenta del escaso número de habitantes que encierra esta localidad bella y entrañable.

Experiencia personal, vinculación al recurso:

Para todo amante de lo artístico y de la Historia, el acercamiento a la Ermita supone una experiencia sublime ante la calidad de las pinturas dedicadas a pasajes de la Biblia que representan la vida y la Pasión de Cristo de forma policormada y atrayente. Además, el sinfín de sensaciones únicas que envuelve al visitante le retrotae a la frescura típica de nuestros templos encalados, con su iluminación cuidada, y que contribuye a destacar de manera significativa los detalles fundamentales de la obra. La belleza de los frescos y el hermoso continente que los acoge provoca un salto al pasado para todo aquel que tiene la fortuna de contemplarlos. Es como entrar en una minúscula Capilla Sixtina rural, mimada, custodiada con esmero por nuestros antetepasados que ahora nos entregan el testigo y la responsabilidad no sólo de continuar su conservación sino de divulgar sus excelencias.

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