miércoles, 13 de octubre de 2010

La dulzura de lo tradicional

Desde tiempos inmemoriales se ha utilizado la miel, por sus propiedades, para multitud de tratamientos, que han perdurado a lo largo de la historia hasta llegar a nuestros días. La apicultura tradicional se conserva aún en algunos de los pueblos de nuestra comarca, como en Benquerencia, donde hemos tenido ocasión de asistir a la extracción de miel.

La miel, también llamada el antibiótico dulce en muchos de nuestros pueblos, puede producir tantos efectos beneficiosos en nuestro organismo que se podrían enumerar varias decenas de efectos que jamás nos hubiéramos parado a pensar.

Conocemos sus efectos beneficiosos para paliar infinidad de patologías, desde tratamiento de heridas infectadas, por sus propiedades antibióticas y antisépticas, hasta la mejora de fracturas óseas, artritis y osteoporosis, pasando por el alivio de alergias, dermatitis, afecciones cardiacas, pulmonares, ranales, hepáticas y gastrointestinales, además de su acción tonificante, calmante, laxante y diurética.

Todavía podemos encontrar en nuestros pueblos de la comarca una tradición que continúa viva, aunque se va perdiendo con el paso de los años: la cría de abejas en colmenas de corcho al estilo tradicional, conservando así toda la esencia de esta bonita actividad que todavía algunos valientes mantienen luchando contra la modernización de este sector.

En Benquerencia encontramos a don Francisco Merino, una de estas personas que todavía sigue criando abejas y recolectando la miel de forma tradicional, miel de mil flores, de nuestros tomillos, nuestras retamas, nuestras encinas... Nos dirigimos hacia la finca donde tiene las colmenas y después de ponernos nuestros trajes y acercarnos a ellas pudimos apreciar el trabajo tan constante y metódico que se requiere.

Como no queremos que se pierdan nuestras tradiciones nos propusimos filmar el proceso de recolección de la miel.

Primero cogimos estiércol de caballo, que utilizaríamos para quemarlo en el ahumador, que es un bote con el que se echa humo en la colmena para que salgan las abejas antes de extraer la miel, evitando así que mueran "amielándose".

Levantamos el corcho con la colmena que queríamos descastar y colocamos otro al lado de este para que ahuyentadas por el humo y ayudadas por golpes que se dan con un palo en el corcho nuevo comenzaran a entrar en su nueva casa. Nos resultó curiosa la manera de desfilar de las abejas detrás de su reina al son de los golpes, como en fila india, sin perder el camino.

Una vez fuera comenzamos con el proceso de extracción de la miel, primero quitamos la tapadera de la parte superior que está fijada firmemente con púas de madera de jara, y por ahí sacamos los paneles que están fuertemente agarrados al corcho y a unas varas de retama cruzada en el interior.

Después, sacamos los paneles que se colocan encima de una criba situada sobre un depósito donde irá cayendo la miel por gravedad como se ha hecho tradicionalmente, de forma lenta.

Por último pudimos degustar este manjar que no sabemos si sería por estar en el campo de nuestra tierra o por la buena compañía, pero nos supo a gloria...

( Luis Antonio Fernández Delgado. Alumno del Taller de Empleo Tamuja, especialidad Turismo Medioambiental. Mancomunidad Integral Sierra de Montánchez )



Periódico comarcal Sierra y Llano.

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